Sunday, January 29, 2006

LA ALMEJA GIGANTE DE RÍO (Margaritifera auricularia)

La almeja gigante de río o náyade (Margaritifera auricularia) sólo se encuentra en tres puntos del río Ebro, en una pequeña zona del río Loira (Francia) y en algunos ríos de Marruecos. Las náyades viven semienterradas en el lecho de los ríos donde se dedican a filtrar el agua para alimentarse de microorganismos acuáticos (algas microscópicas, rotíferos, etc).
Tan sólo sobreviven poco más de dos mil individuos, los cuales se encuentran protegidos por la Directiva Hábitat de la Unión Europea, por el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, por el Convenio de Berna y por el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón. Las náyades están catalogadas como "En Peligro de Extinción".
Obsérvese el gran tamaño de este ejemplar de "margaritona".
La reproducción se efectúa en otoño-invierno y tiene la curiosa particularidad de que las larvas (llamadas también gloquidios) son expulsadas a la corriente del río por millares y allí tienen que adherirse a las branquias de un pez durante un mes hasta que termina su metamorfosis, se sueltan entonces y se fijan en el fondo. La necesidad de un hospedador es, junto a la contaminación de las aguas del Ebro, uno de sus puntos vulnerables. El único hospedador natural conocido en la actualidad es el blenio de río o pez fraile (Salaria fluviatilis), la única especie conocida en la que se han encontrado larvas de margaritona adheridas a sus branquias, aunque se sospecha que el verdadero hospedador era el esturión (Acipenser sturio), ya prácticamente extinguido en los ríos españoles.

Foto aumentada de las larvas de este molusco denominadas "gloquidios".

Hasta la fecha no se han encontrado individuos juveniles de esta especie en el Ebro, sólo ejemplares añosos, por lo que se cree que no acaban de terminar el ciclo reproductor desde hace muchos años, quizá desde que se extinguió el esturión. De hecho, parece plausible que este enorme pez transportara en sus branquias muchas larvas de margaritonas de unos ríos a otros durante sus viajes entre el mar y el río y que el blenio fuese en la actualidad un hospedador secundario que, quizá debido al pequeño tamaño de las branquias, sea la razón por la que no puede reproducirse con éxito.